martes, 9 de febrero de 2016

El secreto de Ponzano

Hola a todos!


Hace unas semanas fui a un restaurante que nos recomendaron por la calle Ponzano diciendo que estaba muy bien. Digamos que nos vendieron que esa zona había muy buen ambiente y que había "gente guapa"
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 Calle Ponzano 48, Madrid
646 18 89 81

Fuimos una noche a cenar de tapeo y nos encontramos con un local lleno hasta la bandera. Nuestros amigos ya estaban esperándonos sentados en la mesa, así que nos dijeron que estaban en la planta baja del restaurante. Sorteando camareros y más personas, dimos la vuelta a la escalera y allí estaban esperándonos en una mesa bastante grande. Éramos siete personas en total. 

Como había tanta gente, preferí no sacar mi móvil para hacer fotos porque en la mesa de al lado había una fiesta de chicas, y no quería que pensasen que estaba loca haciendo fotos y apuntando hacía ellas. El local tiene página de FB, así que os animo que entréis para que veáis las fotos. Yo por aquí pongo alguna junto con su enlace, para que podáis entrar directamente. 

Salón de abajo

Ellos ya estaban tomando una bebida, así que tras llegar nosotros, nos trajeron las cartas para poder pedir. 

Carta
Carta
 
Carta

Carta

Pedimos una tapa para cada uno y un par de raciones para el centro a compartir entre todos. También se pidió otra ronda de bebidas. 

Las bebidas nos las trajeron al instante, pero la comida...

Lo normal, llamadme loca, sería que nos trajeran a cada uno su tapa, y después las raciones, o incluso al revés. O venga, vemos a ser abiertos de mente y vamos a pensar que nos vas a servir la cena según salga de la cocina, pero lo que pasó fue: 

Nos trajeron la tapa a 3 de las 7 personas que estábamos allí. Dos pedimos berenjenas rebozadas rellenas de jamón y otro pidió Carrillera de cerdo ibérico. 


Berenjenas rebozadas

Carrilleras


Estaba muy bueno, pero tardaron mucho en servirnos. Aún así... nos seguían faltando 4 tapas más. 

Nosotros no sabíamos si comer o no, porque queríamos esperar a que llegará el resto de la comanda. Los demás nos dijeron que comiéramos que no importaba, que en breve llegaría. Pero no llegó. 

Sin exagerar, a la media hora, llegó una de las raciones que habíamos pedido para compartir entre todos. 

Secreto iberico crujiente con salsa de miel y mostaza.

También, buenísimo, pero la tardanza en traer la comida era considerable. 

Terminamos este plato (eran dos platos iguales en la mesa para poder comer los 7), y volvimos a quedarnos de brazos cruzados porque todavía no nos traían los platos que faltaban. Así pasó tranquilamente otra media hora. 

Uno de nuestros amigos fue al baño y por el camino debió de encontrarse con el camarero, porque según apareció por el salón, le estaba comiendo la oreja diciendo que esto no son formas, que todavía faltan platos por servir y que lo hemos pedido todo hacía mas de una hora, que cómo era posible que todavía nos faltasen tantas cosas por salir. Con todo su morro, nuestro amigo le dijo que nos tenían que invitar a una ronda de bebidas por toda la espera. He de decir que nos la dieron, pero los platos siguieron sin salir. 

A los 20 minutos, llegó la segunda ración que habíamos pedido (otros dos platos iguales) para los 7. 


Huevos rotos con paletilla ibérica
También buenísimo, pero las cosas te saben mejor cuando llegan a tiempo, no cuando llegan a destiempo.

Tras terminar con esos dos platos, dos de nuestros amigos miraron la hora. Se tenían que ir y no había llegado ninguna de sus tapas. Curiosamente, uno de ellos era el que le calentó la oreja al camarero. Le llamó cuando pasó por nuestro lado y le dijo que cancelara el pincho de tortilla, pero que por favor, trajera el resto de tapas que faltaban.

El camarero, y lo digo con la mayor delicadeza del mundo, nos empezó a mirar mal. Entre nosotros ya teníamos la coña de que si llegaban las tapas serían con "regalito" en el plato. Esto es coña, por supuesto. Pensad que estábamos de risas y que intentábamos llevar el asunto con humor.

Pasados 10 minutos más, el chico que se iba lanzó "cierta" mirada al cararero que indicaba "¿y lo que falta, tío?" a lo que el camarero respondió con un "¡Qué!" bastante "chúlo" y muy de barrio. Cosa que me parece de bastante mala educación.

 "¡Cómo que qué!, ¡que faltan todavía platos por servir!"

"¿Qué es lo que falta por servir?"

"El pincho de bacalao, el de solomillo, la croqueta... "

"El de bacalao me lo habéis cancelado"
 Y entonces dije yo, que hasta ese momento estaba muda. 
"perdona, el de bacalao no se ha cancelado, lo has llevado a la mesa de las chicas que están detrás. El que se ha cancelado es el de tortilla."
Sinceramente, no sabía si era el nuestro o no y no soy quien para parar al chico en medio del pasillo e interrogarle. Posiblemente las chicas pidieran mas comida, pero yo que soy de las que se fijan en todo, ellas habían terminado hacía rato su comida y sin explicación ninguna les llevaron el pincho. En ese momento me encajó el puzzle.

Sin rechistar mas, el camarero se fue y como si en ese momento el espíritu de "Flash" se hubiera apoderado de él, apareció con un pincho de bacalao en la mano diciendo que no, que no lo habían cancelado.

¿?¿?¿?

Dos de los chicos, que no habían probado sus pinchos porque no habían llegado, se miraron y decidieron compartir como buenos hermanos.

Del pincho de bacalao no tengo foto porque ya estábamos mas que cansados y no os voy a engañar, tampoco me apetecía demasiado. Le dijimos al camarero que muchas gracias, pero que cancelara el resto de pinchos que no habían llegado porque no pensábamos estar allí mas tiempo.

Me da mucha pena poner estas cosas en el blog. Me gusta deciros que me lo he pasado genial o que hay sitios estupendos dónde poder pasar ratos agradables, pero lo que no voy a hacer es decir maravillas de un sitio al que no voy a volver.

Entrada al restaurante

Solo espero que este tipo de cosas no proliferen y que se preste un buen servicio. Si por algún casual "El secreto de Ponzano" lee este post, espero que se lo tomen con la mayor de las profesionalidades y rectifiquen porque si leen el resto de mis entradas, verán que no me corto, digo las cosas en su justa medida y que cuando algo me gusta lo digo a los cuatro vientos y cuando no me gusta, lo digo para que las personas que me leen sepan lo que hay en los sitios dónde no solo van a gastar dinero, si no su tiempo libre, y señores míos, el dinero es importante pero el tiempo es oro y a mi, lo que menos me gusta del mundo, es perder el tiempo o que me hagan perderlo, que es peor aún.


Os espero en la próxima entrada.


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